26 jul 2011

JARDÍN DE RECONCILIACIÓN CON LOS CUATRO ELEMENTOS.






 Este jardín de Reconciliación es un espacio físico pero colocado muy cerca de tu corazón, donde los elementales puedan recibir diariamente un trato amoroso e inteligente.

Indistintamente del tamaño en que puedas hacerlo siempre será un ámbito propicio para albergar muy cerca de ti, la presencia etérea de los elementales; permitiéndote de esta forma comenzar a saldar las deudas que has contraído con ellos, a causa de tu ignorancia y establecer un puente energético de amor que permita, con la colaboración de sus inteligencias, una reconciliación con todo el Universo.


Bien sea que lo construyas como una réplica en miniatura, en un tiesto, bandeja; diariamente, a través de él podrás influir amorosamente, con la energía de tu pensamiento y emoción, en los cuatro elementales que son la esencia de todo lo que existe.

                Los Gnomos, es la Tierra y las Plantas que están presentes en los jardines que son atendidos por personas de ánimo dulce, que acostumbran a hablar y a relacionarse con las plantas con mucho amor y se esmeran por mantener la armonía y la belleza.

                Los Silfos, es el Aire que constantemente se desplazan por entre estos jardines con mucha suavidad. Al paso de las ondas quietas de sus ráfagas, van impregnándolo todo con profunda paz.

                Las Salamandras, es el Fuego del amor puesto en el cuidado del jardín, invítales a insuflar con sus cuerpos etéreos las energías vitales y el calor necesario para que las plantas se desarrollen en exuberancia y belleza.

                Las Ondinas, es el Agua fresca que se riega en los jardines; es importante igualmente colocar agua fresca en vasijas y alimento impregnado con la energía de la bondad para atraer  las aves.

Coloca plantas pequeñas pero que jueguen con el color de sus hojas y flores;  colocándolas armoniosamente.  Haz montículos con la tierra, utiliza piedras blancas y pequeñas, para hacer senderos en miniatura, si lo deseas puedes colocar algunos cuarzos o gemas de colores, muy cerca una vasija con agua fresca y limpia y cerca de ella coloca el alimento para las aves.  Tu amor, cuidados, paciencia, la potencia de los cuarzos; serán suficientes para atraer a los elementales ofreciéndoles: Bondad, Armonía, Paz y Belleza.

24 jul 2011

EL SIMBOLISMO DEL PUENTE.



El ser humano tiene el don de hacer puentes, tanto para comunicarse con los demás como para descubrir su interior.

Atravesar un puente es siempre una experiencia emocionante.  Atrás  queda el lugar donde venimos y se anuncia una nueva oportunidad.  El puente es un símbolo, una imágen que evoca extrañas nostalgías y recuerdos; tienen también diversos significados: comunicación, unión, viajes. travesías, el final de un ciclo y el principio de otro.

El ser humano es, por naturaleza, un constructor de puentes: El lenguaje (establecer vínculos), las ideas (nombrar cosas y ordenarlas), las emociones y sentimientos (salvan distancias en el tiempo y el espacio), la estructura familiar (las generaciones), su mundo interior y exterior, el nacimiento (etapas de la vida) y la muerte (gran travesía).  Es necesario pasar, en la medida que sea, por esos puentes; cada uno de ellos indica una decisión más o menos consciente, una posibilidad de elección, incluso un cambio radical.

La vida es como un gran puente que hemos de cruzar y en el que no podemos detenernos demasiado;  construimos muchos puentes, es decir, nos vinculamos con personas o situaciones que en buena medida condicionan nuestra existencia:

1-  Conviene tener claro hacia donde se construye el puente, no sea que al
      atravesarlo nos encontremos en un lugar distinto al deseado y debamos
      volver atrás.

2-  Si el vínculo que deseamos establecer (pareja, trabajo....) es positivo y
      merece dedicación, hay que procurar escoger materiales adecuados
      para que ese puente sea sólido y perdure en el tiempo.  Ideas claras y
      buenos sentimientos resultan imprescindibles.

3-  En el caso de que hayamos construido un puente equivocado, sea por
    dirigirlo peligrosamente o por haber utilizado materiales muy frágiles,
    siempre estamos a tiempo de abandonarlo o reforzarlo.


4-  A veces hay vínculos basados en el odio o en pasiones destructivas.  Es
     preferible entonces cortar esos puentes  y quedarnos únicamente con los
     que tienen como cemento el amor y las buenas intenciones.

5-  Los puentes necesitan de mantenimiento y cuidados.  Transitemos por
     ellos con atención y gratitud.

6-  Es importante sentir que la vida, con todas sus contradicciones, es un
     puente hacia el bien, hacia la parte  más luminosa del ser.


Daniel Bonet.

21 jul 2011

MEJORA TU EQUILIBRIO.


Contemplar la línea del horizonte produce una agradable sensación de paz, porque relaja la vista y dilata nuestra perspectiva.  Además, nos ubica en un plano en el que la tierra y el cielo ocupan el mismo espacio visual, de forma que la mirada queda centrada justo en el punto medio, lo que traduce en una mayor sensación de equilibrio y armonía
.
Esa sensación de espacio abierto y libertad, sin muros ni paredes que limiten el campo visual, nos reconcilian con nuestros orígenes, ya que el ojo humano está diseñado para mirar a larga distancia.  Por ello, especialmente para las personas que viven en ciudades y trabajan en espacios cerrados, mirar el horizonte puede ser un ejercicio de relajación y de reencuentro del equilibrio.  La sensación de equilibrio está ligada a la percepción visual y al oído interno.


EJERCICIO PARA REFORZAR TU EQUILIBRIO:

1-      Colócate de pie mirando al horizonte con los pies ligeramente separados.    Cuando tu vista se relaje en la distancia intenta ser consciente de la postura corporal.

2-      Reparta bien el peso en las plantas de los pies y corrige las inclinaciones de la pelvis y la espalda.  Siente la verticalidad.

3-      Ahora separa las piernas a la distancia de los hombros, y apoya las palmas de las manos en el pecho.  Cierra los ojos y levanta la cabeza en ángulo de 45 grados.  Sé consciente de cómo se relaja el cuello.

4-      Inhala profundamente con el vientre y exhala lenta y suavemente.  Realiza esta respiración tres veces.

5-      Mira de nuevo al horizonte sintiendo el cuerpo y la inmensidad del cielo.

6-      Baja los brazos y descansa, disfrutando el paisaje.