Contemplar la línea del horizonte produce una agradable sensación de paz, porque relaja la vista y dilata nuestra perspectiva. Además, nos ubica en un plano en el que la tierra y el cielo ocupan el mismo espacio visual, de forma que la mirada queda centrada justo en el punto medio, lo que traduce en una mayor sensación de equilibrio y armonía
.
Esa sensación de espacio abierto y libertad, sin muros ni paredes que limiten el campo visual, nos reconcilian con nuestros orígenes, ya que el ojo humano está diseñado para mirar a larga distancia. Por ello, especialmente para las personas que viven en ciudades y trabajan en espacios cerrados, mirar el horizonte puede ser un ejercicio de relajación y de reencuentro del equilibrio. La sensación de equilibrio está ligada a la percepción visual y al oído interno.
EJERCICIO PARA REFORZAR TU EQUILIBRIO:
1- Colócate de pie mirando al horizonte con los pies ligeramente separados. Cuando tu vista se relaje en la distancia intenta ser consciente de la postura corporal.
2- Reparta bien el peso en las plantas de los pies y corrige las inclinaciones de la pelvis y la espalda. Siente la verticalidad.
3- Ahora separa las piernas a la distancia de los hombros, y apoya las palmas de las manos en el pecho. Cierra los ojos y levanta la cabeza en ángulo de 45 grados. Sé consciente de cómo se relaja el cuello.
4- Inhala profundamente con el vientre y exhala lenta y suavemente. Realiza esta respiración tres veces.
5- Mira de nuevo al horizonte sintiendo el cuerpo y la inmensidad del cielo.
6- Baja los brazos y descansa, disfrutando el paisaje.
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